¿CUÁL ES EL ORIGEN DEL TÉRMINO MULTIVERSIDAD?

El concepto de multiversidad tiene su primera manifestación en la década de los sesentas del siglo veinte. Según registros conocidos, el presidente de la Universidad de California, Clark Kerr, intentó definir la universidad focalizada en la investigación como una «multiversity». «La multiversidad», dijo, «es una institución inconsistente. No es una comunidad, sino varias… sus fronteras son difusas…». No prosperó, pero el término quedó acuñado.

En América del Sur nace la Multiversidad Franciscana de América Latina (MFAL) en Abril de 1989, como una institución de formación alternativa, a nivel superior, que combina la enseñanza con la práctica, la investigación con la promoción y la reflexión con la afectividad. Todo ello desde un profundo compromiso ético de reencuentro con toda la vida.

En 1994, se plantea el término por tercera ocasión de manera formal en Penang, Malasia, sin llegar todavía a una concreción. Su fundamento descansaba en la intención de cuestionar la dependencia académica de occidente y su influencia en las formas de pensamiento. El desenlace es una Multiversity en 2002, y el espíritu que la alienta es la convicción de que cualquier persona puede adoptar una actitud de aprendizaje autodidacta y que no necesariamente corresponde a los modelos de educación practicados en las universidades.

 

MULTIVERSIDAD MUNDO REAL EDGAR MORIN Y SU PROPÓSITO:
En el año de 1999 nace en Hermosillo, Sonora, México, la idea de una institución de educación superior que abordase la problemática de la comprensión cabal del conocimiento desde una trinchera que se atreviese al desafío de la disrupción de los sistemas de naturaleza newtoniana cartesiana, determinista y convencional, que prevalecen, principalmente en la cultura occidental y, en general, en casi todo el planeta. Su telescopio, en cambio, debía ser poliédrico y multiangular, capaz de lidiar con la fusión de las corrientes de avanzada en todas las dimensiones, es decir, en el mundo real, y derribar metafóricamente los muros del claustro medieval que ha caracterizado a la universidad desde que se constituye históricamente como Studium Generale.

El cimiento fue la recreación de la brújula epistemológica desarrollada por el gran filósofo y científico social Edgar Morin, con la adopción del prisma del pensamiento complejo y el reconocimiento de la complejidad en general, la transdisciplinariedad, la trascendencia de la construcción de conocimiento pertinente, el puente necesario hacia la sabiduría y el derrumbamiento abrupto de los compartimentos estancos de la legislación disciplinar que prima en los sistemas de este gran barco académico – educativo que hace agua y que necesita una auténtica reforma y reorganización para rescatar la esencia y justificación de cualquier proceso de aprendizaje que vuelva a poner en su epicentro lo fundamental: la comprensión del ser humano y la hiper complejidad de los fenómenos actuales que amenazan con supervivencia misma de la humanidad.