El concepto de complejidad no es una categoría técnica acuñada desde cero, sino un término del lenguaje común que, como tal, tiene un conjunto de significados históricamente adquiridos y fijados.
Esos significados comunes, como no podía ser de otro modo, han condicionado el modo como el término ha sido integrado y utilizado en los discursos eruditos (filosóficos y científicos) y las posibilidades de evolución del mismo en las constelaciones teórico-conceptuales elaboradas en el marco de esos discursos